un estado natural


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El avión se paró en la cabecera de pista, empezó a rugir con orgullo, el piloto soltó los frenos, me hundí en el respaldo y quedé totalmente entregado a los bríos de esa máquina... Claro, no era que salía despedido, el avión no es un cohete, ocurre eso maravilloso que es que se despega del piso lentamente para comenzar a remontar vuelo. Fue allí que por primera vez sentí que era feliz, que ése era mi estado natural... (del libro "Gracias por volar conmigo", del queridísimo Fernandito Peña)

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